LAS TIC´S EN LA GERENCIA EDUCATIVA

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lunes, 26 de noviembre de 2012

ANALISIS CRÍTICO DEL TEXTO: “LOS SIETE SABERES NECESARIOS PARA LA EDUCACIÓN DEL FUTURO (Edgar Morín, 1999)


El sistema educativo actualmente presenta grandes obstáculos para mejorar entre ellos se cuenta la resistencia de los actores primordiales, como lo son  los educadores, para adaptarse a los cambios, y también la falta de políticas educativas eficaces que incorporen herramientas adecuadas a las situaciones cognoscitivas y tecnológicas del presente, aunque se incrementen los esfuerzos que realiza una minoría de personas interesadas y motivadas al cambio y la transformación es precisa la unificación de todos para que progresen realmente esos cambios positivos en el ámbito educativo. Asimismo, la educación del futuro obliga a reflexionar sobre los saberes que habitualmente son ignorados en los programas de estudios de la actualidad, por tal razón se debe contar con actualizaciones necesarias en las propuestas curriculares que se efectúan para los tiempos futuros.

Es de suma importancia tomar en consideración lo expuesto por el sociólogo y antropólogo francés, Edgar Morín en su libro titulado “Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro”, donde  hace un llamado al razonamiento de que es necesario abrirnos a nuevas ideas, a nuevos pensamientos y a nuevas estrategias para transmitir los conocimientos, en unión y dejar de aferrarnos a creer ciegamente en las ideas ya admitidas y demostradas con años de antelación. En nuestra opinión, estos siete saberes son primordiales para la educación del futuro por lo cual deben estar presentes y en correspondencia con  la sociedad y la cultura,  manteniendo el respeto hacia sus propios criterios.

1. Las cegueras del conocimiento: el error y la ilusión: En primer lugar el autor trata las cegueras del conocimiento, señalando que no existe conocimiento que no esté de alguna manera amenazado por el error y por la ilusión; debido a que las percepciones son a su vez traducciones y reconstrucciones cerebrales captadas por los sentidos, provocan una infinidad de errores de percepción que provienen de nuestro sentido más fiable como lo es la vista, aunado a ello se encuentra el error intelectual. Se puede llegar a pensar que es posible lograr eliminar el margen de error evitando la afectividad ya que los sentimientos pueden enceguecernos, sin embargo en el mundo humano el desarrollo de la inteligencia y la afectividad son inseparables. Por consiguiente, la primera e inevitable labor de la educación para afrontar tal ceguera, debe ser la de instruir un conocimiento capaz de criticar el propio conocimiento  para lo cual, apela a evitar la distorsión de la información que se da en nuestras mentes por las ideas transmitidas y  propias. De esta manera, Morín concluye que si la primera tarea es la de enseñar un conocimiento que forme a la humanidad para criticar el conocimiento; el objetivo primordial de la educación del futuro será apropiar a cada uno de los educandos de la capacidad para detectar y subsanar los errores e ilusiones del mismo, en un contexto social de reflexibilidad, crítica y sobre todo, de convivencialidad ideológica.

     2. Los principios de un conocimiento pertinente: En relación al segundo de los saberes sobre la pertinencia del conocimiento el autor exalta una dificultad que se ha ignorado durante un prolongado periodo de tiempo, como lo es la necesidad de originar y promover un conocimiento que aborde los problemas globales y una vez comprendidos y fundamentados extender en él los conocimientos regionales y locales. Lo global más que el contexto, es el conjunto que contiene partes diversas aliadas de manera organizacional. De esa manera, una sociedad es más que un contexto, es un todo organizado del cual formamos parte nosotros.

En cuanto al pensamiento complejo Morín, hace conocer que este tipo de pensamiento no soluciona en si mismo los problemas pero constituye una ayuda para las estrategias que si lo harán. Lo simple resuelve problemas simples y en la educación no hay nada de simplicidad, sobre todo en Venezuela que después de décadas de cambios y adaptaciones de currículos e ideologías importadas todavía hay un vacío en lograr verdaderas políticas que sustenten una educación adecuada a nuestras necesidades, a las nuevas tecnologías y a los cambios sociales a los cuales las nuevas generaciones deben estar preparados. Además, resalta la misión que tenemos en lograr desarrollar la inteligencia general para resolver problemas usando el conocimiento de una manera multidimensional tomando en cuenta la complejidad.

3. Enseñar la condición humana: Morín considera como base fundamental para la educación del futuro una enseñanza universal concentrada en la condición humana; visto el ser humano como sujeto biológico, físico, psíquico, social, cultural e histórico, único y la vez individual, y es precisamente por esta complejidad de la naturaleza humana, que no puede estar desintegrado de la enseñanza. Existe la unidad humana y la diversidad humana al mismo tiempo, nuestra identidad individual asociada a nuestra identidad como especie y a la identidad social conforman un trinomio propio de lo que es la humanidad.

Debemos razonar que nuestro destino tiene la apariencia del destino de la especie humana, el destino individual y el social son complejos e inseparables, comunes como ciudadanos de la tierra. Estas aclaraciones nos hacen saber que cualquier acción que apliquemos para resolver un problema o la toma de decisión para solventar una necesidad individual se verá reflejado en otros individuos y por más que intentemos no alterar la vida de los otros ciudadanos es imposible el no hacerlo, ya que somos parte de este todo y aunque nuestra acción sea positiva o negativa será necesariamente reflejada en otros.

 4.-Enseñar la identidad terrenal: aunque vivimos en la época de las telecomunicaciones, de la información, de la Internet, estamos sumergidos en el laberinto del mundo, y las incontables informaciones  a las que tenemos acceso, en lugar de facilitarnos la comprensión del universo, ahogan nuestras posibilidades de comprenderlo mejor. Ahora bien, según Morín, la exigencia de lo que él ha llamado la “era planetaria” es pensar de manera global. Se hace necesario, imaginar el mundo tanto desde el punto de vista de lo que lo une, como de lo que lo diferencia; un pensamiento que sea consciente tanto de la unidad como de la diversidad humana,  que se nutra de las culturas del mundo.

Educar para este pensamiento de unidad global es la finalidad de la educación del futuro en la búsqueda de la identidad y  la conciencia terrenal plantea Edgar Morín. Puesto que si consideramos la gran variedad de lenguas, culturas y religiones que existen en el mundo actualmente veremos que la riqueza de la humanidad está en su diversidad y que lo que ahora conocemos como “la mundialización”  que es un proceso de unificación de conciencias y pensamientos busca alcanzar una noción más amplia del desarrollo no solo material sino también intelectual, afectivo y moral. Enseñar la identidad terrenal a través de la educación, plantea el autor que consiste en  vislumbrar la posible creación de una “ciudadanía terrestre” donde la identidad de todos se conjugue en los principios de solidaridad y responsabilidad entre todos los seres humanos. Por esto, la toma de conciencia se ha vuelto urgente y primordial, es vital una transformación del pensamiento que produzca como consecuencia directa la unión planetaria, que nos enseñe a vivir, compartir y comunicarnos como habitantes todos del mismo planeta.

Todo ser humano,  debe dirigir su vida buscando un equilibrio entre su pasado donde encuentra su identidad, su presente donde afirma sus necesidades y un futuro hacia donde proyecta sus aspiraciones y sus esfuerzos, para así comprender y aplicar el concepto de  «simbiosofía» o sabiduría de vivir unidos; donde cada ser humano cultive en sí mismo una identidad que  conjugue lo familiar, lo regional, lo étnico, lo nacional, lo religioso, etc; es decir, una identidad que le permita salvar tanto la unidad como la diversidad humana y que nos conduzca a una solidaridad y a una consideración recíproca del uno para el otro, de todos para todos.

5.-Enfrentar las incertidumbres: las sociedades creen que la prolongación de sus modelos se producirá de forma natural, nuestros antepasados creyeron que el futuro se adecuaría a sus creencias; sin embargo, actualmente hemos visto que el futuro es impredecible. Hay que aprender a enfrentar la incertidumbre puesto que vivimos una época donde los valores son ambiguos, donde todo está ligado. Es por eso que la educación del futuro debe hacer énfasis en aclarar las incertidumbres ligadas al conocimiento. Tantos problemas que asedian a la humanidad en nuestros tiempos hacen pensar que el mundo no sólo está en crisis,  sino más bien en un estado violento donde se enfrentan las fuerzas de muerte y las fuerzas de vida. Aunque solidarios, los humanos siguen siendo enemigos entre sí y el desencadenamiento de odios entre razas, religiones, ideologías siempre acarrea guerras, masacres, torturas, odios y desprecios. Aún no sabemos si sólo se trata de la agonía de un viejo mundo que anuncia un nuevo nacimiento o de una agonía mortal.

Pero la incertidumbre no es sólo sobre el futuro. Existe también la incertidumbre sobre la validez del conocimiento, y la incertidumbre derivada de nuestras propias decisiones de allí que se plantea una educación que nos ayude a enfrentar las incertidumbres, pues si bien es cierto que nos hemos educado aceptablemente bien para enfrentar lo seguro nuestra educación para la incertidumbre es deficiente.

6.- Enseñar la comprensión: El mundo está incomprensible, los hechos y sucesos que ocurren día a día no se logran entender, pero esto tiene una base, puesto que el problema de la incomprensión se ha vuelto sumamente importante para la humanidad  se debe afianzar la enseñanza de la razón; si bien es cierto que el mundo se comunica por todas las vías posibles  hay que tomar en cuenta que la comunicación no siempre da la comprensión, es allí donde la educación como base fundamental  juega un papel importante  en su sentido espiritual; esta comprensión  puede darse de dos formas: interpersonal, (directa en el individuo) e intergrupal, (entre individuos) con el fin único de lograr lo que Morin ha descrito como una “comprensión planetaria”. Tomando en cuenta que esta se ve afectada por una diversidad de dificultades externas, tales como, el egocentrismo, el sociocentrismo y etnocentrismo se hacen sentir  de  forma directa al calificar y no autocriticar, juzgar antes de permitirnos comprender, y más específicamente es notable en el hecho de reducir un todo a un solo elemento es un acto que se vive día tras día, pues tengamos en cuenta que si no comprendemos nuestra realidad jamás se puede comprender a los demás, la incomprensión rompe con lazos de familia, amistad relaciones laborales; la sociedad se ha vuelto tan insensible que no comprende las necesidades de los demás sin tomar en cuenta que la incomprensión produce embrutecimiento.

Si vemos la parte ética de la comprensión, esta debe ser apreciada como un “deber ser”, sin embargo, quien comprende no debe esperar ser comprendido, es algo como comprender lo incomprensible, su ética pide justificar en vez de juzgar, es curioso esto, pues si realmente así fuese entonces vamos encaminados a lo que es la humanización en las relaciones humanas. La comprensión favorece el bien pensar y la introspección, este análisis debe ser tanto interno como externo.

 Para alcanzar la reforma planetaria, el escritor plantea que “la comprensión es a la vez medio y fin de la comunicación humana”  siendo entonces fundamental el papel que desarrolla la educación en la comprensión ese  debe ser el objetivo primordial de la educación del futuro.

7.- La ética del género humano: Dentro del género humano se puede apreciar la triada: individuo- sociedad- especie; es decir uno compone y depende del otro, siguiendo así pues nuestra conciencia y espíritu humano; el circulo existente individuo y sociedad en democracia pueden auxiliarse, desplegarse, disciplinarse y examinarse, puesto que la sociedad produce la democracia que a su vez produce los ciudadanos, la democracia necesita pluralidades y contrariedades, debido a que es un régimen complejo de organizaciones y civilizaciones políticas que sustenta y se nutre del  espíritu autónomo de los personas y de conflictos que le dan vitalidad.

La enseñanza de la comprensión debe jugar un papel elemental en el aprendizaje democrático. Puesto que no se conoce un camino realizado por el que la humanidad va andando, sino que como va viniendo vamos viendo, es decir se traza al andar, pero ¿es este el camino correcto? Si la humanidad no cambia pues entonces no cambiara nada, y es allí, donde la educación principalmente tiene que destacarse con las herramientas que posee.

En conclusion, la responsabilidad que asumimos los docentes en la actualidad se encuentra plasmada de manera clara y precisa en el contenido del libro de Edgar Morin, el cual fue realizado a modo de contribución hacia la preocupación de la UNESCO por el tema de la educación y se hace evidente que todavía nos falta un gran camino por recorrer puesto que nos encontramos en una sociedad globalizada que a su vez ocasiona un mayor atraso a los países que se encuentran en vía de desarrollo, tal es el caso de Venezuela y si no es efecto directo de ello, si se presenta de manera más evidente el nivel de atraso en el que se encuentra nuestro país en comparación a otros países que poseen un mayor desarrollo. Los siete saberes plasmados en el texto son algunas de las herramientas de las cuales podemos y tenemos la obligación de hacer uso los docentes ya que asumimos el gran compromiso de llevar a cabo la labor de ser facilitadores del proceso de aprendizaje y resulta inadecuado que en pleno siglo XXI, el sistema educativo continúe siendo tradicional con técnicas que no son congruentes con la realidad que se vive hoy día.


Morín, E. (1999) Los Siete Saberes Necesarios para la Educación del Futuro. Francia: UNESCO.

AUTORES:
Lcda. García Yulimar
Lcda. Olivar Jesenia
Lcda. Olivar Johana

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